viernes, 12 de febrero de 2010

La anarquía y los anarquistas

El obituario que se escribe hoy en "El País" sobre el diseñador Alexander McQueen lleva por título "McQueen, el adiós de un diseñador anarquista". Resulta curioso comprobar cuándo los periodistas occidentales (los periodistas son los "negros" de los "negros" del Imperio, es decir, "negros" al cuadrado) hacen uso de los términos anarquía y anarquista para construir sus historias de consumo rápido y masivo.

 
La anarquía según "El País"

No quisiera ponerme en el papel de talibán que exije una corrección del lenguaje estricta y exquisita (no vendría mal este ejercicio, por otra parte, pero bueno...). La RAE define anarquista como una persona que profesa el anarquismo, o desea o promueve la anarquía. ¿Y cómo define la RAE anarquismo?:

1. f. Ausencia de poder público.
2. f. Desconcierto, incoherencia, barullo.
3. f. Anarquismo (doctrina política):
 a. m. Doctrina que propugna la desaparición del Estado y de todo poder.
 b. m. Movimiento social inspirado por esta doctrina.
  
Estas cinco entradas dan opción a otros cinco usos. De todos ellos, el que más suelen escribir los "negros" de los "negros" es el que se deriva de la segunda entrada. Así, cuando en un país, territorio o lugar, por las causas que sean (de origen político, de origen natural a partir de una catástrofe, etcétera), se producen situaciones de descontrol y caos organizativo, enseguida se teclean titulares del estilo "la anarquía reina en tal sitio...", "situación anárquica en tal otro...". 

Este uso y abuso del término anarquía es una manera encubierta de volcar e insertar opinión (política e idológica) dentro de relatos presentados al lector-espectador como informaciones (objetivas y neutras); y lo practican la mayoría de medios de comunicación masivos en cualquiera de sus plataformas de lanzamiento de mensajes. En este caso, el ejercicio consite en descontextualizar el término en sí, cargárdolo de connotaciones negativas.  Solamente se habla de anarquía como modelo político cuando va ubicado en un documental histórico.

Calificar a Alexander McQueen como anarquista también tiene que ver con la segunda entrada mezclada con la primera, a partir de su idea de creatividad, seguramante un tanto caótica y descontrolada, y "lejos" de las tendencias (poder político) imperantes en su campo profesional. Pero sobre todo tiene que ver con las estrategias de supervivencia del propio sistema. Ahora se puede comprar ropa de estética punk casi en cualquier tienda de ropa fabricada por multinacionales. Así es como el sistema político-ideológico imperante (llámese consumismo) recicla, mercantiliza y fetichiza a las ideologías que ponen en cuestion su supremacia y su poder. Se desactiva la filosofía y la ética de la subversión travistiendo su filosofía en marketing y su ética en estética. 

Esta estrategia no es nueva ni original. Todo poder ha logrado perpetuarse reciclando los símbolos y prácticas de sus "enemigos". Dos santos ejemplos. Los primeros papas de la iglesia cristiana son a la vez emperadores de Roma. La Santísima Trinidad operó en su momento como fase de transición desde el politeísmo (concepto "enemigo" del cristianismo) hasta el monoteismo.

Entre tanto juego al despiste resulta curioso comprobar que las poquísimas veces que los anarquistas protagonizan alguna noticia, los "negros" al cuadrado suelen calificarlos como grupos violentos, grupos de incontrolados, qué se yo, cualquier cosa menos anarquistas, aprovechando que una parte ha ocasionado algunos daños y ha provocado (no olvidar que siempre provocan los subversivos) las actuaciones de los anti-disturbios. ¿Por qué? Porque las entradas 3a y 3b no existen ya: pertenecen al pasado y, en todo caso, si se traen al presente, necesitan ser "metrosexualizadas" para una fácil digestión de nuestra ávida opinión pública.

 
Descanse en paz nuestro post-anarquista

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