miércoles, 3 de abril de 2013

Todos los presos son políticos

El ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, declaró ayer que en España no hay presos políticos. Fue en respuesta a unas declaraciones previas del portavoz de Sortu, Pernando Barrena, cuando aseguró que los delitos cometidos por los presos de ETA habían tenido "una clara motivación política". El ministro va más allá y señala que podría incurrirse en un delito, ¡atención!, de enaltecimiento del terrorismo, a quien hable de presos políticos o de muertes políticas. Así que Pernando Barrena ya está siendo investigado por la Fiscalía, un proceso que también se abrió hace unas semanas contra Laura Mintegi, portavoz de Euskal Herria Bildu, cuando en un debate parlamentario en Gasteiz, también argumentó que los asesinatos de ETA fueron muertes de motivación política.

Muertes políticas y presos políticos; en estas dos construcciones con dos sustantivos duros está el debate ideológico con el que ambas partes quieren exhibir, a sus respectivos públicos, su lenguaje de confrontación a la otra parte. El propio ministro ha dicho que "el lenguaje es muy importante" y añade que "cada vez que ellos hablen de presos políticos hay que recordarles que en España no hay presos políticos (...), lo que hay son presos terroristas cumpliendo sus condenas". 

No voy a entrar en la inercia de este debate entre el Gobierno español y la izquierda abertzale, porque es un debate baldío cuyas dos partes saben que no van a lograr imponer su verdad a la otra. Ambas partes trazaron, trazan y trazarán dos relatos diametralmente opuestos el uno del otro con respecto al conflicto político que se vive en Euskal Herria y cuya nudo gordiano está en la obtención o no del derecho a la autodeterminación (no confundir con la independencia). De la misma forma, cada uno de los que aquí vivimos, o cada uno de los que viven en el conjunto del Estado, tiene su propio relato de lo ocurrido. La pretensión de un relato compartido por toda la sociedad es una solemne tontería. En ninguna parte del mundo, ningún acontecimiento ha pasado a los libros de historia como un relato común a toda la sociedad que se ha visto afectada por dicho acontecimiento. Y tampoco ocurrirá aquí.

Pero aunque no entre en la lógica de este debate absurdo sí que me gustaría decir una cosa, dirigida al señor ministro, que absolutamente todos los presos son presos políticos; y no hablo solamente de los presos de ETA, hablo de absolutamente todos los presos. Por un lado, la institución Cárcel es un espacio de poder, un espacio donde el poder se escribe a sí mismo para todos los ciudadanos, un asunto político elevado a la enésima potencia. Y, por otro, las personas encerradas lo están por haber incumplido unos codigos penales del todo politizados, y escritos por las más altas instancias judiciales al servicio de la ideología dominante, época tras época. Además, la naturaleza de los delitos puede leerse también en clave estrictamente política; de esta forma, un violador es el cuerpo excesivamente politizado de una idelogía machista y violenta; y un ladrón de casas es el antagonista del relato constante que legitima la propiedad privada, susceptible de ser castigado, políticamente, por supuesto. Son solamente dos ejemplos, simplificados a conciencia, pero válidos para sostener la idea principal de la tesis...

No sé si esto que estoy escribiendo es enaltecimiento del terrorismo, señor ministro. Y por supuesto que hay presos de ETA cumpiendo condenas por haber asesinado a gente, y ahí no voy a entrar, pero también hay presos como, y es solamente un ejemplo, Arnaldo Otegi, encerrados por haber intentado desvincular a la izquierda abertzale de la violencia, para apostar por vías de resolución del conflicto estricta y definitivamente políticas. He ahí un preso político, señor ministro, encerrado por sus ideas políticas en la cárcel de un lugar autodenominado, en su Constitución, como un Estado Social y Democrático de Derecho. 

Otra vez, señor ministro, el lenguaje.

6 comentarios:

Eduardo dijo...

Estoy de acuerdo con tus argumentos. Otegi es un símbolo y resulta muy mediático y muy rentable darle un palo a un icono al que se le ha estado identificando durante años con el demonio encarnado.
Es curioso este gobierno. Sólo habla de Legalidad y nunca, nunca de Justicia. Es decir las leyes se realizan contra alguien o a favor de alguien, pero no importa si esas leyes son justas o injustas.
Aparte de todo, hay matices absurdos: ¿por qué un delito es más grave si lo comete una persona que pertenece a una organización etiquetada como terrorista y es menos grave si el delincuente pertenece, por ejemplo, a una banda de atracadores?
Yo eso no lo entiendo.
El atracador que mata a un policía o a cualquier otra persona, causa el mismo dolor y el mismo daño que si el asesino es de ETA o de la Yihad o un conductor borracho.
Los huérfanos son igual de huérfanos y las viudas igual de viudas.
Desde mi punto de vista creo que (a excepción de los conductores borrachos) cualquiera de esos grupos usan el asesinato como medio para conseguir unos objetivos dados (me da igual que sea para provocar agitación social, como hacía ETA, que para huir de la policía como hacían tanto ETA como los atracadores, o para controlar el negocio, como hacen las mafias.
En resumen, yo creo que lo que importa es el hecho del asesinato en sí: importa cómo se asesina y a cuantos se asesina, pero el por qué se asesina, creo que no es tan relevante [obviando homicidios accidentales y cosas así]
Y si un asesino debe ser juzgado, no veo porque la pena de uno debe ser mayor que la de otro.
¡¡Atención!! no digo que considero injusto que a los acusados de terrorismo se les someta a un trato mas duro que a los otros asesinos, si no que si eres asesino y has matado por un motivo criminal te tienen que tratar con la misma dureza pertenezcas a la organización que pertenezcas, y no hacer distingos de que si matas por ideología (!!) o sólo por codicia.
De Otegi, molesta la ideología. Los mafiosos y los narcos son más tolerables, como no tienen ideología... Y si se compran aquí una casa les hacemos españoles y si lo son, pues les regularizamos su dinero a cambio de un 10 %. Es cuestión de legalidad, no de Justicia. Es cuestión de codicia, no de ideología.

Kez dijo...

Pues yo también estoy de acuerdo con tus argumentos, Eduardo, así que hemos jodido el debate, jajaja. Hay "asesinos", hay "asesinatos", etcétera, cargados, sobredimensionados a conciencia, para obtener un rédito político. Lo hace la derecha constantemente, pero, ¡cuidado!, la izquierda (la que hay más allá del PSOE, claro) también hincha otras "muertes", como por ejemplo las de los suicidios vinculados a desahucios, de las que pretenden extraer "simpatías" hacia objetivos políticos propios. O, como hace la izquierda abertzale, y así cerramos el círculo, con las "muertes" de miembros de ETA...

Un saludo, Eduardo, y gracias por comentar...

artzen dijo...

Muy buen post!

Kez dijo...

Ezkerrik asko, Artzen...

Anónimo dijo...

Hmm, yo creo que hay que andarse con ojo.
Acabo de ver un vídeo en el que Iñaki de Juana Chaos, desde Belfast, declaraba que en España había 700 presos políticos.
El ministro, al revés. Según él de eso no hay aquí.
Para mí un pistolero de ETA no es un preso político, como tampoco lo son condenados por el GAL o los condenados por haber apaleado inmigrantes.
Si todo es político, nada es político.
Destapar un código penal como depósito de ideología es una actividad que podríamos practicar con todos los códigos penales, y al final concluiríamos que todos los códigos penales son equivalentes en cuanto ideológicos, y que por lo tanto lo mismo da uno que otro; hasta que alguna barbaridad jurídica se estableciera, y entonces nos llevaríamos las manos a la cabeza.
¿Arnaldo Otegui preso político? Sí y no. Hay países que, tras experiencias nacionales dramáticas, condenan ciertas apologías. Otegui dijo que las calles transitables de Euskadi son en parte producto de la acción de los “presos políticos”.

Kez dijo...

Anónimo, no voy a entrar en la dialéctica Estado-izquierda abertzale; como pongo en el post, cada cual defiende lo suyo para los suyos. Y sigo manteniendome en la idea de que todo sistema ideológico construye los códigos penales para su perpetuación. En ese sentido, todos los presos son políticos; y todos los hombres "libres", también. Si ese "todo es político" implica que nada lo sea, ya no sé. En fin,

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